Simulacro Saber 11 - Lectura Crítica - Evaluación de argumentos, juicios de valor y estrategias discursivas
Evaluar argumentos y distinguir juicios de valor fortalece la lectura crítica en cualquier contexto académico.
Para valorar un texto analiza la coherencia entre premisas y conclusiones, la calidad de las fuentes y posibles falacias.
Reconocer si el autor apela a datos estadísticos, autoridades o emociones permite identificar su estrategia discursiva y sus intenciones.
Cuando halles conectores como “por lo tanto” o “sin embargo”, detente y examina cómo transforman el razonamiento.
Separar hechos comprobables de opiniones subjetivas evita aceptar afirmaciones débiles o sesgadas.
Practica con artículos de opinión, reportajes y ensayos: resume la tesis, señala las evidencias y juzga su pertinencia.
Esta rutina resultará clave durante el Simulacro Saber 11 y en la interpretación de noticias diarias.
Una lectura analítica te ayudará a formar criterios sólidos y a argumentar con precisión.
Para valorar un texto analiza la coherencia entre premisas y conclusiones, la calidad de las fuentes y posibles falacias.
Reconocer si el autor apela a datos estadísticos, autoridades o emociones permite identificar su estrategia discursiva y sus intenciones.
Cuando halles conectores como “por lo tanto” o “sin embargo”, detente y examina cómo transforman el razonamiento.
Separar hechos comprobables de opiniones subjetivas evita aceptar afirmaciones débiles o sesgadas.
Practica con artículos de opinión, reportajes y ensayos: resume la tesis, señala las evidencias y juzga su pertinencia.
Esta rutina resultará clave durante el Simulacro Saber 11 y en la interpretación de noticias diarias.
Una lectura analítica te ayudará a formar criterios sólidos y a argumentar con precisión.
La evaluación de argumentos, el reconocimiento de juicios de valor y el análisis de las estrategias discursivas son pilares esenciales para la lectura crítica y la comprensión de textos.
Estas habilidades permiten identificar la intención del autor, sopesar la solidez de las razones expuestas y distinguir los matices valorativos que se presentan en cualquier discurso, ya sea periodístico, académico o literario.
En distintos contextos educativos, como en Saber 11, es frecuente encontrar textos que incluyen datos estadísticos, opiniones, testimonios o juicios que requieren un análisis riguroso.
A continuación, profundizaremos en los elementos clave para evaluar un argumento, comprender un juicio de valor y reconocer las diversas estrategias discursivas.
El objetivo es determinar si el texto ofrece evidencias o fundamenta su postura de manera correcta.
Esta habilidad se refuerza en pruebas oficiales y en el ámbito académico, donde se examina la capacidad de distinguir entre datos objetivos y meras conjeturas.
En contextos como ICFES Saber 11, el examen de lectura crítica suele presentar fragmentos donde el autor respalda sus ideas con estadísticas, citas de expertos o ejemplos ilustrativos.
Aprender a identificar la veracidad o la pertinencia de dichos datos es una competencia fundamental para tener una lectura analítica y reflexiva.
Elementos a considerar en la evaluación de argumentos:
Fuentes citadas: ¿El texto menciona organismos reconocidos, investigaciones formales o datos comprobables?
Coherencia interna: ¿Las conclusiones realmente se derivan de las premisas?
Tipo de evidencia: Puede ser empírica (estadísticas o estudios) o anecdótica (historias personales que ilustran un punto).
Falacias o sesgos: Es importante estar alerta ante posibles errores lógicos o enfoques tendenciosos.
No se limitan solo a calificar un hecho como “bueno” o “malo”.
Pueden ser positivos, negativos o equilibrados y suelen basarse en aspectos culturales, sociales, éticos o personales.
En el Examen Saber 11, suelen presentarse fragmentos donde es fundamental distinguir cuándo un autor está simplemente exponiendo datos objetivos y cuándo está ofreciendo su opinión valorativa.
Reconocer esta diferencia evita confusiones entre lo que es un hecho comprobable y lo que entra dentro del campo de la valoración subjetiva.
Principales tipos de juicios de valor:
Positivo: Cuando se alaban características o resultados de un suceso, proceso u objeto.
Negativo: Cuando se emite una crítica o se expresa un desacuerdo contundente.
Equilibrado o mixto: El autor muestra aspectos positivos y negativos, ofreciendo una visión matizada.
Neutral (o aparente neutralidad): Aunque parezca que el texto no se posiciona, puede encubrir juicios valorativos implícitos.
Comprenderlas facilita la lectura crítica y el análisis de la intención comunicativa.
Estrategias discursivas más comunes:
Uso de datos estadísticos:
El autor se ampara en cifras concretas o resultados de estudios para respaldar sus afirmaciones.
Esto aporta objetividad y credibilidad, pero exige revisar la fuente y la pertinencia de dichos datos.
Apelación a la autoridad:
Se invocan las palabras o la investigación de expertos y entidades reconocidas (por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud o una universidad de prestigio).
Esto busca reforzar la validez del argumento.
Presentación de pros y contras:
El autor muestra distintos enfoques en torno a un mismo tema, describiendo tanto ventajas como desventajas.
Es común en análisis que buscan una visión equilibrada.
Contraste de posturas opuestas:
Se exponen dos posiciones discrepantes para que el lector aprecie la complejidad del debate.
Puede desembocar en una conciliación final o en la defensa de una de las posturas.
Apelación a las emociones:
A veces, el discurso busca conmover al lector mediante ejemplos personales, testimonios dramáticos o un lenguaje emotivo.
Es importante no confundir esta estrategia con la validez lógica de un argumento.
Ejemplificación:
Se incluyen casos concretos para clarificar el punto principal.
Pueden ser historias, anécdotas o situaciones hipotéticas que ilustren el argumento y ayuden al lector a entenderlo mejor.
Comparación y analogía:
Se equiparan distintos elementos, sucesos o conceptos para hacer notar semejanzas o diferencias.
Sirve para enfocar la atención del lector en rasgos específicos que dan fuerza a una idea.
La Preparación Saber 11 suele destacar estas herramientas en los ejercicios de lectura, ya que la habilidad para reconocer y desmenuzar las estrategias discursivas es parte esencial del razonamiento crítico.
¿El autor quiere informar o persuadir?
Si el texto presenta datos y conclusiones sin apelar a la opinión, es más informativo.
Si defiende una postura y busca convencer, entonces es argumentativo.
¿Menciona ventajas y desventajas?
El recurso a pros y contras suele sugerir un enfoque equilibrado.
Si solo se enfatizan aspectos positivos o negativos, el autor podría tener un sesgo o un objetivo particular.
¿Se presentan datos concretos o más bien testimonios personales?
La presencia de estudios formales, estadísticas y referencias a investigaciones indica una intención de objetividad, al menos en parte.
Por el contrario, un texto basado en experiencias personales tenderá a la emotividad o la subjetividad.
Un hecho describe algo que puede corroborarse.
Una opinión refleja la postura subjetiva del autor.
Identifica la tesis principal:
Si el texto es argumentativo, localiza la idea principal que el autor defiende.
A partir de ahí, revisa las razones que la sustentan.
Observa el tono y el lenguaje:
Un lenguaje muy cargado de adjetivos valorativos puede indicar un juicio subjetivo.
Por el contrario, un estilo más formal y neutro sugiere exposición de datos objetivos.
Examina las fuentes:
Cuando se citan instituciones, organismos o expertos, pregúntate si tienen la autoridad y la relevancia necesarias para el tema que se discute.
Atiende a los conectores lógicos:
Palabras como “sin embargo”, “por lo tanto”, “no obstante” o “en contraste” indican puntos de giro en el argumento y ayudan a entender cómo el autor construye su razonamiento.
Aquí se recurre a datos estadísticos de un ente oficial para apoyar el argumento de la importancia del transporte público.
Un texto que diga: “Según expertos en educación, las clases personalizadas mejoran el rendimiento académico.”
Observamos apelación a la autoridad, ya que el autor cita la opinión de “expertos” para sustentar su afirmación.
Un pasaje que se exprese así: “Aunque muchos consideren el arte urbano como una expresión cultural que embellece la ciudad, otros lo ven como vandalismo que daña las fachadas.”
Este uso de posturas contrarias muestra un juicio equilibrado que reconoce dos puntos de vista opuestos.
Cada uno de ellos incide en la manera en que comprendemos y juzgamos un texto.
Distinguir entre hechos y opiniones, identificar la tesis central y reconocer los recursos retóricos empleados por el autor son pasos cruciales en este proceso.
El desarrollo de estas habilidades resulta muy útil en contextos de evaluación académica, como el Examen Saber 11, donde se busca que el estudiante interprete los textos con un análisis profundo y preciso.
Además, esta competencia es igualmente valiosa en la vida cotidiana, al enfrentarnos a discursos publicitarios, noticias, ensayos o debates públicos.
La lectura crítica, acompañada de un entendimiento sólido de las estrategias de argumentación y de la forma en que se emiten los juicios de valor, fortalece la capacidad para formarse opiniones propias y tomar decisiones informadas.
El siguiente paso, por tanto, es ejercitar estas destrezas en cada oportunidad de lectura y escritura, aprovechando las prácticas ofrecidas en la formación y la preparación constante.
Estas habilidades permiten identificar la intención del autor, sopesar la solidez de las razones expuestas y distinguir los matices valorativos que se presentan en cualquier discurso, ya sea periodístico, académico o literario.
En distintos contextos educativos, como en Saber 11, es frecuente encontrar textos que incluyen datos estadísticos, opiniones, testimonios o juicios que requieren un análisis riguroso.
A continuación, profundizaremos en los elementos clave para evaluar un argumento, comprender un juicio de valor y reconocer las diversas estrategias discursivas.
¿Por qué es relevante evaluar argumentos?
La capacidad de evaluar argumentos supone analizar si la información y las razones que sustentan una afirmación son sólidas y coherentes.El objetivo es determinar si el texto ofrece evidencias o fundamenta su postura de manera correcta.
Esta habilidad se refuerza en pruebas oficiales y en el ámbito académico, donde se examina la capacidad de distinguir entre datos objetivos y meras conjeturas.
En contextos como ICFES Saber 11, el examen de lectura crítica suele presentar fragmentos donde el autor respalda sus ideas con estadísticas, citas de expertos o ejemplos ilustrativos.
Aprender a identificar la veracidad o la pertinencia de dichos datos es una competencia fundamental para tener una lectura analítica y reflexiva.
Elementos a considerar en la evaluación de argumentos:
Fuentes citadas: ¿El texto menciona organismos reconocidos, investigaciones formales o datos comprobables?
Coherencia interna: ¿Las conclusiones realmente se derivan de las premisas?
Tipo de evidencia: Puede ser empírica (estadísticas o estudios) o anecdótica (historias personales que ilustran un punto).
Falacias o sesgos: Es importante estar alerta ante posibles errores lógicos o enfoques tendenciosos.
Juicios de valor: definición y tipos
Los juicios de valor se relacionan con la postura o valoración que el autor hace sobre un tema.No se limitan solo a calificar un hecho como “bueno” o “malo”.
Pueden ser positivos, negativos o equilibrados y suelen basarse en aspectos culturales, sociales, éticos o personales.
En el Examen Saber 11, suelen presentarse fragmentos donde es fundamental distinguir cuándo un autor está simplemente exponiendo datos objetivos y cuándo está ofreciendo su opinión valorativa.
Reconocer esta diferencia evita confusiones entre lo que es un hecho comprobable y lo que entra dentro del campo de la valoración subjetiva.
Principales tipos de juicios de valor:
Positivo: Cuando se alaban características o resultados de un suceso, proceso u objeto.
Negativo: Cuando se emite una crítica o se expresa un desacuerdo contundente.
Equilibrado o mixto: El autor muestra aspectos positivos y negativos, ofreciendo una visión matizada.
Neutral (o aparente neutralidad): Aunque parezca que el texto no se posiciona, puede encubrir juicios valorativos implícitos.
Estrategias discursivas y su identificación
Las estrategias discursivas aluden a los recursos que un autor emplea para exponer, justificar o persuadir en torno a una idea.Comprenderlas facilita la lectura crítica y el análisis de la intención comunicativa.
Estrategias discursivas más comunes:
Uso de datos estadísticos:
El autor se ampara en cifras concretas o resultados de estudios para respaldar sus afirmaciones.
Esto aporta objetividad y credibilidad, pero exige revisar la fuente y la pertinencia de dichos datos.
Apelación a la autoridad:
Se invocan las palabras o la investigación de expertos y entidades reconocidas (por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud o una universidad de prestigio).
Esto busca reforzar la validez del argumento.
Presentación de pros y contras:
El autor muestra distintos enfoques en torno a un mismo tema, describiendo tanto ventajas como desventajas.
Es común en análisis que buscan una visión equilibrada.
Contraste de posturas opuestas:
Se exponen dos posiciones discrepantes para que el lector aprecie la complejidad del debate.
Puede desembocar en una conciliación final o en la defensa de una de las posturas.
Apelación a las emociones:
A veces, el discurso busca conmover al lector mediante ejemplos personales, testimonios dramáticos o un lenguaje emotivo.
Es importante no confundir esta estrategia con la validez lógica de un argumento.
Ejemplificación:
Se incluyen casos concretos para clarificar el punto principal.
Pueden ser historias, anécdotas o situaciones hipotéticas que ilustren el argumento y ayuden al lector a entenderlo mejor.
Comparación y analogía:
Se equiparan distintos elementos, sucesos o conceptos para hacer notar semejanzas o diferencias.
Sirve para enfocar la atención del lector en rasgos específicos que dan fuerza a una idea.
La Preparación Saber 11 suele destacar estas herramientas en los ejercicios de lectura, ya que la habilidad para reconocer y desmenuzar las estrategias discursivas es parte esencial del razonamiento crítico.
Cómo reconocer la intención del autor
Para identificar la intención de un texto, conviene plantearse estas preguntas:¿El autor quiere informar o persuadir?
Si el texto presenta datos y conclusiones sin apelar a la opinión, es más informativo.
Si defiende una postura y busca convencer, entonces es argumentativo.
¿Menciona ventajas y desventajas?
El recurso a pros y contras suele sugerir un enfoque equilibrado.
Si solo se enfatizan aspectos positivos o negativos, el autor podría tener un sesgo o un objetivo particular.
¿Se presentan datos concretos o más bien testimonios personales?
La presencia de estudios formales, estadísticas y referencias a investigaciones indica una intención de objetividad, al menos en parte.
Por el contrario, un texto basado en experiencias personales tenderá a la emotividad o la subjetividad.
Claves para el análisis de los textos en evaluaciones
Distingue hechos de opiniones:Un hecho describe algo que puede corroborarse.
Una opinión refleja la postura subjetiva del autor.
Identifica la tesis principal:
Si el texto es argumentativo, localiza la idea principal que el autor defiende.
A partir de ahí, revisa las razones que la sustentan.
Observa el tono y el lenguaje:
Un lenguaje muy cargado de adjetivos valorativos puede indicar un juicio subjetivo.
Por el contrario, un estilo más formal y neutro sugiere exposición de datos objetivos.
Examina las fuentes:
Cuando se citan instituciones, organismos o expertos, pregúntate si tienen la autoridad y la relevancia necesarias para el tema que se discute.
Atiende a los conectores lógicos:
Palabras como “sin embargo”, “por lo tanto”, “no obstante” o “en contraste” indican puntos de giro en el argumento y ayudan a entender cómo el autor construye su razonamiento.
Ejemplos prácticos
Un fragmento que mencione: “El 60% de la población urbana utiliza transporte público, según el Ministerio de Transporte, lo cual reduce el tráfico vehicular y la contaminación.”Aquí se recurre a datos estadísticos de un ente oficial para apoyar el argumento de la importancia del transporte público.
Un texto que diga: “Según expertos en educación, las clases personalizadas mejoran el rendimiento académico.”
Observamos apelación a la autoridad, ya que el autor cita la opinión de “expertos” para sustentar su afirmación.
Un pasaje que se exprese así: “Aunque muchos consideren el arte urbano como una expresión cultural que embellece la ciudad, otros lo ven como vandalismo que daña las fachadas.”
Este uso de posturas contrarias muestra un juicio equilibrado que reconoce dos puntos de vista opuestos.
Conclusión
La evaluación de argumentos, los juicios de valor y las estrategias discursivas constituyen componentes esenciales de la lectura crítica.Cada uno de ellos incide en la manera en que comprendemos y juzgamos un texto.
Distinguir entre hechos y opiniones, identificar la tesis central y reconocer los recursos retóricos empleados por el autor son pasos cruciales en este proceso.
El desarrollo de estas habilidades resulta muy útil en contextos de evaluación académica, como el Examen Saber 11, donde se busca que el estudiante interprete los textos con un análisis profundo y preciso.
Además, esta competencia es igualmente valiosa en la vida cotidiana, al enfrentarnos a discursos publicitarios, noticias, ensayos o debates públicos.
La lectura crítica, acompañada de un entendimiento sólido de las estrategias de argumentación y de la forma en que se emiten los juicios de valor, fortalece la capacidad para formarse opiniones propias y tomar decisiones informadas.
El siguiente paso, por tanto, es ejercitar estas destrezas en cada oportunidad de lectura y escritura, aprovechando las prácticas ofrecidas en la formación y la preparación constante.